Qué hacer para mejorar el panorama energético nacional?

Por: Simón Cruz

Ingeniero Petrolero titulado con mención honorífica por la Facultad de Ingeniería de la UNAM, interesado en temas de regulación energética, energías renovables, sustentabilidad energética, política energética y evaluación económica de proyectos de energía. Actualmente se desempeña como Ingeniero de Tecnologías de Producción y Perforación para el proyecto Pánuco, operado por PetroSPM.

La Agencia Internacional de Energía define a la seguridad energética como ¨la disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible. ¨ El concepto de seguridad energética es algo que todos los países del mundo debieran de tener como prioridad en su agenda. Esto incluye a México, un país conocido por ser poseedor de vastos recursos naturales, lugar ideal para el fomento de producción de energía derivada de diversas fuentes.

Pareciese que México no lo ha entendido así. A partir del año 2005 la producción petrolera ha caído constantemente, producto de la declinación natural de sus yacimientos petroleros, en especial del yacimiento gigante llamado Cantarell. Ante dicha reducción en la producción de petróleo, una amenaza evidente para la seguridad energética de cualquier nación, México ha fallado en diversificar su portafolio de fuentes de energía.

A pesar de esta caída en la producción México se sigue manteniendo dentro de los principales países productores de petróleo; sin embargo, a partir del año 2006, México ha incrementado las importaciones de refinados de crudo y de gas natural, situación que lo hace vulnerable a no obtener energía a precios asequibles en un futuro. De hecho, el gas natural se ha vuelto el principal producto de importación después de las gasolinas.

En síntesis, las exportaciones mexicanas de energéticos decrecen, mientras las importaciones aumentan a un ritmo sostenido. Entonces ¿qué hacer para mejorar el panorama energético nacional?

Una opción que se me viene a la mente es hacer uso de las nuevas tecnologías existentes con la finalidad de poder extraer hidrocarburos de dónde antes no se hubiera podido sacar nada, un claro ejemplo es el proceso de fracturamiento hidráulico para obtener gas y aceite de las formaciones de lutitas, también conocido como fracking. El gas proveniente de dichas lutitas podría sustituir la declinación del gas convencional y buscar reducir el crecimiento de las importaciones de este energético.

Otra alternativa es diversificar las fuentes de energía, impulsando las energías limpias y no convencionales, como lo son la nuclear, la eólica y la solar. Fuentes que actualmente ya existen en México pero que su aportación al consumo nacional es pequeña comparada a los hidrocarburos. Reduciendo así la enorme dependencia que tenemos de los combustibles fósiles.

Curiosamente son dos alternativas que con nuestro vecino del norte han funcionado muy bien. Estados como California son la punta de lanza en materia de energías limpias y renovables, mientras que el llamado Midwest estadounidense se ha convertido en ¨Arabia Saudita¨ en términos de extracción de crudo y gas gracias a las nuevas tecnologías de fracturamiento hidráulico, trayendo enormes beneficios en materia de seguridad energética.

Creo necesario contemplar y estudiar estas alternativas seriamente ya que ni son tan futuristas ni tan peligrosas como se las ha estado queriendo vender. No dejarlas de lado simplemente por una visión miope, que busca atarnos a fórmulas de caducas que funcionaron en décadas pasadas.

Busquemos reproducir y mejorar las revoluciones tecnológicas de los países que han logrado diversificar su portafolio energético. Recordando que lo que necesita México para un brillante futuro en materia energética es tener un portafolio de fuentes diversificado e implementar estrategias claras para aprovechar las ventajas tecnológicas que ya existen, lo cual traería beneficios económicos y sociales para el país.

 

Fuente: Staff Oil & Gas Magazine 18 octubre, 2018